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¿Sabes cómo se hacen los boquerones en vinagre? Así es el proceso en Conservas de Mingo

Seguro que alguna vez has picado un boquerón en vinagre bien fresquito, con su ajo, su perejil y su chorrito de aceite. Pero… ¿te has parado a pensar cómo se prepara este clásico de los bares españoles? Os contamos paso a paso, cómo se transforma un simple pescado en uno de los aperitivos más queridos.

Todo empieza en el mar.

Los protagonistas, como no son los bocartes. Se pescan en el Cantábrico, y van directos a la fábrica bien frescos, en camiones refrigerados. Aquí empieza la magia (y también nuestro trabajo).

Limpieza con mimo.

Cuando llegan a nuestra fabrica , lo primero que hacemos es seleccionar los mejores: que estén enteros, firmes y del tamaño justo. Luego se limpian: se les quita la cabeza, las tripas y la espina, y se dejan los lomos bien limpios. Aunque parezca simple, esto requiere buena mano ya que trabajamos de manera artesanal.

El vinagre: el chef en frío.

Los lomos ya limpios se meten en vinagre blanco, donde se quedan una semana en cámara de congelación, para matar posibles parásitos como el anisakis. Este paso es clave tanto para el sabor como para la seguridad del producto.

Aceite y a embotar.

Después del baño de vinagre, se enjuagan para que no queden demasiado fuertes, y luego se colocan cuidadosamente en bandejas o envases. Se les añade aceite y a veces algún toque secreto según la receta de cada fábrica.

Del envase al plato

Los boquerones se envasan al vacío o en atmósfera protectora, se etiquetan con todo lo necesario (fecha, ingredientes, lote…) y ya están listos para llegar a tu casa, al bar o al restaurante.


Un sabor tradicional con proceso moderno

Aunque parezca un producto “de toda la vida”, los boquerones en vinagre pasan por controles estrictos y se elaboran bajo normas sanitarias europeas muy exigentes.

El resultado: un producto fresco, seguro y delicioso que sigue triunfando en las mesas de España (y más allá).

Así que la próxima vez que compres tu lata de boquerones de Conservas de mingo y lleves uno en la boca… ya sabes el curro que hay detrás.